martes, 27 de octubre de 2009

Carpintera

Es relajante, divertido y lo hago bien. Me gusta pintar paredes, escoger colores y crear espacios agradables.

Antes me hubiera parecido simplemente imposible de hacer, pero alguien que tuvo su propia empresa de limpieza, es perfeccionista, bretiadora y tiene muy buen gusto me enseñó los principios básicos de pintura y decoración. Ahora soy capaz de pintar las paredes de mi propia oficina y hasta estoy tratando de remodelar un pequeño apartamento que tenemos puesto en alquiler.

Lo primero es tener el kit básico, que incluye la caja de herramientas, la escalera, la cubeta de pintura, felpas, rodillos y mini rodillos. Algunos materiales, como la masilla para rellenar los huequitos en la pared, lija, tape, clavos, martillo, espátula, taladro y ganas.

De ahí para adelante, uno se asombra de las cosas que es capaz de hacer, bueno, yo me asombro, porque antes en mi cocoon, nunca imaginé ponerme a hacer nada manual, menos cosas que se supone que "son de hombres". En el colegio recuerdo que odié la asignatura de educación para el hogar y todo lo que tuviera que ver con eso, pasaba los cursos llevando tareas hechas por la esposa de mi abuelo, jamás pintar, bordar o cocinar. Osea, las actividades tipicamente femeninas no me interesaban en absoluto. Más bien mis ratos libres eran para invertirlos en cuestiones intelectuales o deportivas.

Irónicamente la vida me llevó a estudiar una profesión que es 80% de actividad manual. Gracias a mi profesión he lidiado con yesos, alginatos, pastas, cementos, resinas. He hecho infinidad de mezclas de materiales, los he colocado en pequeñas cavidades. Además desde que comenzé con la clínica me he visto envuelta en múltiples visitas a la ferretería, he aprendido de tubería, mangueras, compresores, autoclaves, partes eléctricas, construcción de paredes de gypsum y panel-ex. He contratado chicos que remodelan y hacen paredes, otros que instalan sillas dentales, les dan mantenimiento y arreglan las averías que suceden a cada rato y que en un instante detienen tu trabajo por completo. En fin, sin imaginarlo la vida me ha puesto en un escenario lleno de objetos con los que de niña o adolescente nunca me familiarizé ni conocí...Hubiera pensado estar en un laboratorio con maquinitas sofisticadas, rodeada de objetos tecnológicos.

Pero no es así, solo tengo una mini-compu que no enciendo todos los días. Lo demás es un mundo lleno de objetos totalmente tangibles y un trabajo de resultados a corto plazo. Las cosas se ven tal y como quedan.

Todos los días en el trabajo se me ensucia la ropa y las manos, me agota la vulnerabilidad de depender de tanto chunche que en cualquier momento falla. Pero tengo que reconocer que soy capaz de disfrutarlo, de en-viajarme con actividades tan poco virtuales. Y me asombra muchísimo como la vida te pone a protagonizar historias que parecían tan ajenas y desconocidas. Aunque todavía nosé porque soy dentista, tengo la certidumbre absoluta que es la profesión perfecta para mí aprendizaje...

viernes, 23 de octubre de 2009

Cuentito

Había una vez, una niñita que apareció en un planeta, brotó de un cuerpo femenino el cual habitó por cierto tiempo. Le fué muy difícil salir de él, se hizo grande allí adentro. Le sacaron casi a la fuerza ayudándose de unos instrumentos. Sin darse cuenta, había invadido el cuerpo de esa mujer que no quería ser invadida. Ella se quedó seca, sin leche para alimentar a la niña. La pequeña en su esplendor, un ser perfecto, podía percibir la energía de todas esas personas que tuvieron que ver con su llegada al planeta familiar. Llevaba un filme interno capaz de grabar sonidos, gestos, aromas, voces, acciones, sensaciones. Tuvo sentimientos, lloró mucho, tenía peremnemente un cólico que le afligía. Se formó su propia película basada en las impresiones que tuvo desde que dos células se hicieron cómplices y al unirse brotaron en un destello cósmico de reproducción de esa vida.

Una señora le quería mucho, la alimentó y le prestó mucha atención. Era su protectora y proveedora ante la escasez de los demás involucrados en ésta historia. Ellos sintieron mucho rechazo, se sintieron invadidos por la criatura, quizás pensaron que ella había venido a truncarles sus vidas de alguna manera. La niña lo supo todo, aunque la actriz de la historia no se daba cuenta conscientemente, la película interna seguía grabándolo todo, cada detalle de la historia quedó registrado allí.

Ellos no eran capaces de sentir otra cosa, tenían sus propias carencias, sus propios traumas, su propia programación, su propia película interna, en la cual se refleja la vida para manifestarse externamente. No podían elegir nada diferente, estaban marcados por la inconsciencia.

Ellos en realidad hicieron lo que pudieron, aportaron lo que tenían para dar. Mientras la pequeña se tomó todo aquello personalmente, su película se conformó de rechazo, separación y abandono. Es lo que conoció y es lo que su mente conoce. Su corazón no soportó todo esto, pero una fuerza mayor le cuidó, le alimentó, le hizo crecer y convertirse en mujer. Ella incapaz de aguantar algo tan inmamable, se escudó en un disfraz que la protegería de pasar siquiera por algo cercano a aquello tan doloroso. Creó el perfecto mecanismo de defensa que le permitiría sobrevivir. Y así ocurrió, sobrevivió, es una sobreviviente. Hoy esta viva. Y eso es lo que cuenta.

Hoy vive, para entenderse, para abrazar todo lo que le pasó. Para hacerse consciente, para expandir su consciencia de amor. Para subir unas graditas y llegar a una plataforma desde la que puede observar todo el pasado y el presente sin tomarse los acontecimientos personalmente. Guardando una distancia sanadora, creando un espacio amoroso que le da entendimiento. Y desde allí hoy viene a disculparse con sus células familiares.

Les perdono porque se que no sabían lo que hacían.
Les pido disculpas por todo el sufrimiento o malestar que les cause. Por haberlos invadido.
Les agradezco porque sin ustedes no sería lo que soy.