lunes, 27 de agosto de 2007

Liberté

No soporto los trabajos con horario fijo (de L a V de 8 a 5), me aterra la idea de levantarme todos los días a la misma hora y de tener que irse a la cama fijo tempranito entre semana. Las 40-45 horas que la gente normalmente trabaja a mí se me hacen eternas, no veo la hora en que llegue el Viernes. Y el Domingo hay depresión segura por la tarde…

Lo peor de todo es llegar a la casa por la noche y sentir que no hiciste nada en el día más que trabajar, que en ese supuesto ratito de ocio, que se pasa volando, tienes que hacerte cargo de algo más en casa, luego te acuestas a dormir y ….épale, ahí estás de nuevo: abriendo los ojos a las 6 am para meterte una vez más en el mismo cuento.

Mi ex, me decía después de un año juntos que yo tengo graves problemas con el tema de la libertad. En el trabajo, en las relaciones y en toda actividad humana….Puede ser que tenga un poco de razón, aunque yo pienso que es más una cuestión de rebeldía con el sistema. Todo lo que esté muy sistematizado, sin campo para la espontaneidad me da harta pereza.

Me asfixio si no hay algo nuevo, diferente, loco, que sale de la nada. Y aunque todavía no tenga muy claro como utilizarlo, soy fiel partidaria del libre albedrío del ser humano, si al final, es eso lo que realmente nos hace humanos no?

Además debo confesar que por mi tipo de personalidad soy altamente pasiva y necesitada de tiempo libre, de tiempo para mí, para estar sola o simplemente para hacer lo que se me dé la gana. Y sin ese espacio, algo por dentro se me seca, y me pongo amarga como el mate.

A raíz de toda ésta situación, decidí convertirme en una profesional independiente, con todos los riesgos e inestabilidad que eso conlleva, y aunque a veces las cuentas se ponen más rojas de lo imaginado, y tenga que hacer milagros para salir de tantos gastos y deudas y no tenga ni medio plan de pensiones ni el tal seguro médico, sigo en marcha, con la esperanza de que las cosas mejorarán.

No es que no quiera trabajar, o estar por completo en una relación con alguien, es que sencillamente me he dado a la tarea de descubrir lo que NO quiero, y sigo en el camino de tratar de vislumbrar lo que sí, es como un equilibrio que me encantaría algún día alcanzar….

martes, 14 de agosto de 2007

Salto

"Como criaturas ingenuas somos expulsados del vientre.

Saltamos al aquí y al ahora, llenos de fluidos y de inocencia.

Nos roza el cuerpo ese aire nuevo, tenemos más espacio, pero hace más frío.

Otra historia más comienza. Una historia, llena de historias. Esta vez en otro plano.

Vamos identificando el cuerpo físico, experimentando con las partes.

Disfrutando sensaciones, que están afuera, pero se sienten adentro.

Saboreando esa transmición de sensaciones, sin la menor idea.

Derritiéndonos en el tiempo, entre caricias, dolor y cosas nuevas.

Descubriendo esa infinidad , entregándonos a diferentes experiencias.

No entendemos nada, pero tampoco queremos comprender.

Porque esa inmersión inicial en nuestra inocencia, nos mantiene llenos.

Con toda nuestra energía disponible para seguir el descubrimiento."


Andrea Alfaro


Nevermind

Nunca habría logrado permanecer tan desidentificada ante la cadena de eventos que han ocurrido últimamente en mi vida.

Llevo un mes de no hacer ni la mitad del dinero que debería para ir saliendo de deudas. El ritmo de trabajo ha bajado considerablemente después de que pensé que por fin se había establecido.

Tengo un brote de acné que me hace pensar que debería volver a las pastillas anticonceptivas, aunque me haya jurado a mí misma permanecer desintoxicada de cualquier tipo de hormona de origen exógeno.

Hace tres meses ya, que no duermo bien, sin ninguna causa aparente o específicamente determinada, excepto exceso de actividad mental e incapacidad para desenchufar la maquinita.

He tenido la maravillosa idea de dejarme sentir cualquier cosa que viniera, y me he convertido en un mar agitado de emociones. De todo tipo, como la gráfica que registraría un sismógrafo en plena actividad téctonica.

Y sin embargo sigo sin ofuscarme, apacible observando como todo ocurre y esperando como talvés todo explote.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Conexiones Cósmicas

La conocí en circunstancias extrañas. Estaba empezando a enamorarse del Marinero, y él quería conmigo.

Así que en esa primera ocasión no me hizo muy buena cara, más bien se mostró un poco tosca. Sin embargo por insistencia de él, salimos los tres a beber y terminamos fumando y comiendo juntos. No sé que hay con el número 3, pero últimamente todo me sale de a trío. Las otras dos personas se conocen más, o tienen más intimidad y ahí me encuentro yo, pero para nada de tercera, sino como parte del todo.

En fin, luego otro día antes de que el Marinero regresara a su país me invitaron a la casa de ella, que vive arriba en una montaña, en una casa desnuda, sin alguna clase de verja o portón, donde el aire fluye por todo lado y los muebles están tan destartalados que mi corazón se sintió como en casa.

La tercera vez que la ví, él ya no estaba. Me invitó a comer ensalada y yo llevé vino y ceviche. Conocí la patineta y al perro. Ya conocía a los chicos, pocas veces he visto pequeños hombrecillos con tanta belleza y presencia como ellos. Hablamos horas, los cuatro. Otra vez me sentí conectada a ese lugar y a esa gente. No paraban de contarme historias, y yo de alucinar. Me fui porque ya no podía más con el cansancio, y ellos también se irían pronto de viaje.

Las mujeres del Marinero, parecen ser terriblemente interesantes para mí. Y yo que no quizé ser la suya, porque sé que lo conozco de algún lado, quizás de algún otro tiempo.

Y me lo imagino como mi Papá, estimulándome y enseñándome a gatear y a caminar, y a ver lo que hay en mí, para que pueda aprender a descubrir la verdadera vida.

Ojalá esté mejor, le extraño mucho, sobre todo cuando nos veíamos a los ojos y los dos llorábamos.